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¿Quién es Kvaratskhelia, el ídolo de Nápoles?


acto. a las 08:47

CET


El georgiano aterrizó en el club napolitano como un extraño y se convirtió en una de las sensaciones europeas

Andrés Carrasco, que los capturó a los 10 años, y Eduardo Docampo, que le dirigió al Rubin Kazan, desgranan en el DEPORTE a Khvicha que, después, se convirtió en estrella

De Laurentiis anunció su ficha aún sin saber pronunciar su nombre, pero estaba claro que estaba adelantado en los medios de Europa y había fichado a un jugador que podía ser una “bomba”. Siempre hay un optimista y tremendamente amable de suyos el carismático presidente de Nápoles, pero es vez no podía diez más razón.

El director deportivo Guintoli la convenció de que tenía que apostatar de este jovencísimo ahora que seguía ‘desaparecido’ en el fútbol ruso y georgiano, y así fue. Mientras la ciudad Partenopea lloraba desconsolada la marcha de Insigne, su hijo pródigo, Khvicha Kvaratskhelia (Georgia, 2001) aterrizaba en Nápoles por la puerta de atrás y casi pidiendo permiso Procedente del Dinamo Batumi, donde empató al Rubin Kazan en la guerra entre Rusia y Ucrania. Pero no tardó ni unos meses en convertirse en la gran sensación del interesante Nápoles de Spalletti.

Desde el primer día se ha mostrado tal cual es: desequilibrante, descarado y haciendo cosas que llevan mucho tiempo que no se ven en la región de Campania. Jugó en Italia de la misma manera que jugó en Rusia y Georgia. Y eso ya son palabras mayores. Las exhibiciones han sido exitosas y, lejos de ser una casualidad, el Georgiano se ha convertido en una realidad absoluta. Hasta hoy, ‘nombrado’ nuevo ídolo en Nápoles y mito en Georgia, donde nadie habla de otra cosa.

Así lo relata SPORT Andrés Carrasco, el director de la Academia del Dinamo Tbilisi y finalmente captado en Kvaratskhelia en 2011 cuando solo tenía 10 años: “Es más que un ídolo en Georgia. Aquí es imposible no seguirlo. Esto es muy especial. Una situación como esta no ocurre todos los días. Aquí nadie, ni su familia, pudo antes que con 22 años llegara a Nápoles e hizo lo que está haciendo. Ni en Nápoles se lo cree”.

Una historia distinta a la de otros crepes

Atado a estas alturas y convertido en un futbolista de otro nivel, la petición es clara: ¿De dond sale el fenómeno Khvicha, por qué ha pasado desapercibido para los ‘grandes’ hasta tan tarde, ¿Por qué en Georgia no se ve la pantalla y por qué Hubiera Sido de Él si Hubiera dado el salto a un fútbol más potente desde el principio? Esto último jamás lo sabremos, ma sí podemos adentrarnos en cómo llegó hasta Nápoles. Nadie lo dejaré venir. No estaré seguro cuando se rompa en Rusia.

Su historia es muy diferente a la de otros cracks del panorama actual que decidieron hacer las maletas siendo muchos jóvenes y ficharon por equipos orientales. Porque el georgiano creyó en el fútbol siempre atractivo de su país y en Rusia acabó preparándose para dar el salto, y porque, a diferencia de muchos otros talentos, Kvaratskhelia no siempre fue uno de esos elegidos.

Precisamente, en sus inicios en el fútbol base del Dinamo Tbilisi, fue uno más. “En este momento tenemos diferentes habilidades y la patronal no lo ha dejado claro. No era un jugador técnicamente y especialmente talentoso. A lo largo de su carrera en la Academia nunca fue uno de esos cuatro o cinco elegidos, que marcan la diferencia. Era un jugador que estaba bien, con mucha fuerza, con mucha velocidad, técnicamente correcto… Pero ahora no tenía un jugador determinante como jugador. Hasta que no llegó hasta los 17 o 18 años, claro”, dice Carrasco, quien define al Khvicha niño como un jugador más trabajador que talentedo.

Creció a la sombra del fútbol ruso

Pero el trabajo ayudó a fomentar el talento y el georgiano, con el ritmo de los temporales, aumentando a la velocidad del rayo. Arropado por una familia futbolera con un padre que había hecho di mentor en sus primiros pasos, Kvaratskhelia ya empezaba a despuntar y de qué manera en edad juvenil. Ahí ya era un jugador diferente, un talento diferente. Nadie creyó más en él que él mismo.

Fue entonces cuando el propio Andrés Carrasco, en las filas del Shakhtar, quiso ficharlo por el conjunto ucraniano y hacerlo coincidir con un tal Mudryk. Khvicha no estuvo en Ucrania, donde quizás hubiera tenido un gran foco mediático, pero hizo las maletas y marchó al fútbol ruso. Ahí coincidía unos meses con otro técnico español, Eduardo Docampo, segundo por aquel entonces en el Rubin Kazan. Pasado un momento complicado en el Lokomotiv de Moscú en la 18-19, el Kvaratskhelia fichó en la 19-20 por el Rubin Kazan, un club que viene a menos, con una planta más táctica que técnica y que le sirvió al georgiano para durar en su juego.

“El jugador era fácil de ver. No tenía que ser un gran jugador. Tenía cualidades y un proyecto tremendo para 18 años. Cuando lo archivamos, parecía tener tal potencial, incluso si las pruebas se realizaban menos, terminaron en sus acciones. Necesitaba entender algo más el fútbol”, recuerda Docampo a SPORT. Y en eso trabajé el Georgiano. Si estaba intentando meterme en el uno contra uno y en acciones de ataque en entrenamientos puntuales, pero también aprendiendo a ser futbolista antes que malabarista.

Un artista que ha aprendido a escuchar su juego

No superó la espectacularidad en su juego y estuvo mejor que el resto, pero en Kazán se vio obligado a sumar registros en defensa y cuidar tanto la pose de balón (evitar tantas pérdidas) como está dispuesto a que en ocasiones tuvo que ir demasiado lejos ante las entradas de los rivales. También hay una familia en el Rubin que quiere alejarlos del foco mediático.

En Rusia, a diferencia de sus primeros pasos en Georgia, hay un jugador que puede marcar fácilmente las diferencias y no tarderon en salir los ruidos subre un traspaso sonado. Sin embargo, cuánto más se habló de él, más calm le dieron.

El presidente, pese a que el club no estaba sobrio de suposiciones, dimitió porque estuvo un par de años en el equipo para seguir creciendo antes del salto, mientras que Eduardo Docampo también le aconsejó que se centrara única y exclusivamente en el crecimiento: “Vamos a contar que valoras más el momento de la vida que vives. Se enfadaba con nosotros y yo me reía porque pensábamos que iba a ser un gran jugador y especialmente estábamos encima de él. Le importaba más el proyecto que él como jugador en lo inmediato y en la fijación de precios. Me costó mucho llegar. Creo que si se hubiera ido pronto de Rusia se hubiera caído”.

Finalmente, la guerra obligó a Kvaratskhelia a hacer las maletas y volver de nuevo a Georgia, pero sería para unos pocos meses. Dinamo Batumi fue un trampolín perfecto para aterrizar Napoli. Ya preparado. Ya había crecido para ser algo grande, aunque nadie esperaba que si se convirtiera en lo que está siendo: el nuevo ídolo napolitano. En Campania ha mantenido esas brillantes regatas que la hacen especial, pero ha resumido la posición principal en su juego. Ahora es uno de los cracks del momento, aunque les han tenido cerca para saber que tienen cierto margen de maniobra. Siempre creyó. El resto es y será historia.

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