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“Los propios entrenadores estamos maltratando la profesión; no lo respetamos”


05/01/2023 a las 19:15

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Diez despidos en Primera y más de 40 entrenadores se han sentado en los banquillos de Segunda

En el Grupo 1 de Primera RFEF cesó 17 técnicas, mientras que entró II iban ya por 18

Esta semana Getafe despedía a Quique Sánchez Flores tras la derrota ante el Almería. Antes le había ocurrido lo mismo a Francisco, Jorge Almirón, Machín, Lopetegui, Sampaoli, Coudet, Gattuso, Diego Martínez y Pacheta. En Segunda la marca se dispara; Guede, Nafti, Bolo, Baraja, Carcedo, Karanka, Gomes, Hernán, Anquela, Romo, Abelardo, Mel, Justo, Carrillo, Idiakez, Gallego… Más de 40 técnicas diferentes han sido sometidas a un banco entre los que fueron, los que los reemplazaron y los que me enviaron, decidieron los reemplazos.

40 técnicas en segundo

Por no hablar de la Primera Federación, una nueva competición de fútbol nacional con 40 equipos que se han convertido en una ‘tritutadora’ de banquillos. En el Grupo 1 vendieron 17 técnicos, mientras que en el Grupo II pagaron 18. Alone tuvo que pasar cuatro jornadas para que se diése la paciencia con el primer entrenador. En este caso el técnico canario Chus Trujillo, que se trasladó a la Agrupación Deportiva Ceuta perdía cuatro partidos, fue sustituido por el sevillano José Juan Romero. Luego ha sido una constante en los pasos de las jornadas.

Pero la tendencia no es exclusiva del fútbol español. en la Premier, una liga con una tradición histórica de buen gobierno y paciencia a la hora de mantener el entrenamiento en los banquillos, Hace meses que se superó el récord de empresarios despedidos, cuya marca máxima era de diez, registra que se produjo hace dos temporadas. En este periodo permanecieron 14 años después, solo cinco de los 20 empresarios existentes han permanecido en sus puertos dos años o más: Pep Guardiola en el Manchester City, Jurgen Klopp en el Liverpool, David Moyes en el West Ham, Mikel Arteta en el Arsenal y Thomas. Frank en Brentford.

¿Por qué ocurre este fenómeno? ¿Hay más impaciencia con los técnicos ora? ¿Estás demostrando futbolísticamente que ir al entrenador produce una mejora en los resultados del equipo? Para analizar este fenómeno hablamos con Borja Jiménez, Ha sido entrenador de Ávila, Valladolid B, Izarra, Rápido de Bouzas, Mirandés, Asteras Tripolis griego, Cartagena y Deportivo de la Coruña, club que dirigió en la temporada 2021-22.

Este abulense de 38 años deja claro que en el fútbol actual “Cada vez hay más personas en la estructura de un club entre el entrenador y el presidente. Un director deportivo, un director general, un secretario técnico… Más gente justifica su papel y más gente le señala al empresario cuando las cosas no van bien porque es el lenguaje más flojo de la cadena”. Para Jiménez “ahora hay más interesantes particulares a tu alrededor. El director deportivo, el agente de otro entrenador que quiere ‘colocarlos’, el jugador que no juega y espera otro… Incluso en la final este jugador no juega mucho porque los empresarios tienen un sentido justo del juego y solo coinciden con la elección de los jugadores”.

Borja afirma que”Tiene dos tipos de clubes. Los que resuelven todos sentados en una mesa, con el presidente, el director general y el entrenador. Y los que no caben ni en una mesa de boda por la cantidad de personas que están implicadas en la masa de decisiones”. Para el extécnico deportivista, “afortunadamente quedan clubes del primero. Todos tenéis que trabajar en el Mirandés con un gran presidente, Alfredo (de Miguel), que sabe esto, y un director deportivo como Chema (Aragón), que también sabe mucho de fútbol”.

Entonar el mea culpa

Pero no todo vale que ver con la paciencia de los líderes y los elefantización de las estructuras de los clubes, los entrenadores también deben mirarse el ombligo. Jiménez enter el mi culpa En este sentido: “Los propios entrenadores estamos maltratando la profesión. No lo respetamos y las cosas suceden como las cosas que estamos haciendo. Hay tres motivos principales que encarnan el ser líder: la pasión, el dinero y el ocio. Ya que a uno solo no le importa lo que va a cobrar por él porque inspira otra razón, si lo rompe todo. Cada vez hay más empresarios y no crece el número de banquetes, porque es más difícil. Hay gente que acepta el mar con la justificación de que es mi gran oportunidad”.

En este supuesto, si se trata de empresarios que firman contratos “hasta el último trabajado”, o de técnicos que firman por un tiempo limitado y una cuantía ínfima que no dispone de mucho tiempo, era imposible aceptar como traje de empresario profesional. Borja lo tiene claro: “Ora ves gente che llega a banquillos perque aceptan las condiciones que sean, no porque la meritocracia les lleve alli. Sería bueno unirse a cierto nivel si quieres completar cierta meritocracia. Garantizaría una coherencia que ahora no vamos al plano deportivo”.

Surge entonces la eterna pregunta: ¿sirve de verdad cambiar un entrenador? El abusador es categórico en esto: “En el 90% de los cambios de entrenador, el equipo se ubica en la zona en la que se encuentra. Si estuvieras en el 15, estarías subirás en el 13 o bajarías en el 17, pero no mucho más allí porque hay una planta que hay. Muy pocos entrenadores generan una mejora notable. Si el caso de Unai Emery se me presenta como uno de estos últimos”. El Elche, con su cuarto entrenador y el equipo ya desahuciado parece un buen ejemplo de ello. Mientras en el Sevilla se dan los casos. Sampaoli fue incapaz de desatascar la situación planteada con Lopetegui, pero Mendilibar sí ha obrado el milagro.

Un desnudo en la cabeza

Borja explica qué genera tanto cambio en la indumentaria: “Los jugadores que tienen dos o tres entrenadores, acaban teniendo un desnudo en la cabeza. Si necesitas tres o cuatro partidos para desintegrar este desnudo y si estás lidiando con la idea de juego que les propone, es muy comprometida. Al final los futbolistas acaban no sabiendo qué atenerse. Muy mal embargo, cuando un presidente le dice a la plantilla, ‘Este entrenador se queda hasta el final de temporada’, la jugadora sabe que hay que ir a una con él para que vaya bien a todos. Pero si el jugador sabe que no es así, le corresponde ganar, empatar o perder. El domingo llega al vestuario, se ducha, coge su telefono y se va. Y los lunes cuando llegue, se sabrá que alguna gente tenderá a entrar en ellos. Sea quien sea”.

En este aspecto, los jugadores también están más cautelosos en la estructura de multiplicación. Así lo ve el que fuera entrenador del Cartagena: “Antes cuando echaban a un entrenador de un equipo una temporada, la culpa era suya. Y cuando echabas un segundo entrenador, la gente señalaba a los jugadores. Ahora se vincula a un segundo técnico, un tercero o un cuarto técnico, gente informada al director deportivo o al presidente. Y el jugador al final queda más protegido y menos expuesto”.

Jiménez echa en falta más implicación de los jugadores y avierte una desafección en los custuarios que no ayudan a crear el ambiente de grupo o una determinada cultura de club: “Hoy en día sorprende a un jugador al involucrarse en la idiosincrasia del club, participar en una fiesta de cantera o caminar por la calle del pueblo. En El Mirandés estás obligado por contrato a vivir allí y esto se trata de que estés rodeado de gente y te involucres más emocionalmente en el equipo. Me parece una certeza. Siempre he disfrutado envolviéndome en los palos que tengo y he disfrutado de tener jugadores que lo hagan”.

¿Tienes una solución para esta deriva? Borja Jiménez no se muestra especialmente “optimista” al respecto porque más que “cuando llegas todo son buenas palabras y buenos deseos. En este momento siempre piensa en las máximas y nadie habla de minimis. Pero al final los resultados dictaron sentencia. Y el peso de la no victoria es inexorable”.

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