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La leyenda de Mou empezó en Sevilla


De ser el niño que rellenaba informes técnicos con unos pocos años para su padre a convertirse, ya él como padre, en una leyenda de los banquillos en el fútbol del Viejo Continente. Jose Mário dos Santos Mourinho Félix (Setúbal, 1963) nació un enero de hace ya 60 años. En un cierre de década que le convierte irremediablemente en veterano, el entrenador más ‘especial’ de todos jugará una nueva final europea, un territorio en el que no conoce la derrota. Su aura de invencible choca con ese mismo halo que cubre al Sevilla en la Europa League, la vieja Copa de la UEFA.

Su Roma, que ya triunfó en la pasada edición de la Conference League, quiere un nuevo éxito europeo y chocará este miércoles (21:00 h) contra un Sevilla que es leyenda en la Europa League. Los hispalenses, que ganaron su primera UEFA en 2006, van a por la séptima copa en 17 años. Mourinho vuelve a ver ligado su destino, de una u otra manera, a España y también, a Sevilla.

Su enorme palmarés a nivel continental se abrió con un título ganado en la ciudad hispalense. Su Oporto, histórico y sorprendente campeón de Europa en 2004, se alzaría en la temporada previa con la Copa de la UEFA en el Estadio de la Cartuja frente al Celtic de Glasgow en una final emocionante e histórica.

Así se forjó el Mourinho campeón en Sevilla

Jose Mourinho estaba apenas iniciando su carrera como primer entrenador cuando llegó la final. Este formó parte del staff de Robson, donde muchos aún le quieren ‘degradar’ a solo traductor del inglés aunque iba más allá que eso, trabajando como asistente. Formó parte de su staff y del de Louis Van Gaal. Tras dos primeras experiencias de 29 encuentros entre Benfica y Leiria (10 y 19 partidos en ambos clubes), el Oporto apostó por él y vivió una era dorada de dos temporadas y media.

A Mourinho se le seguían los pasos, pero no era tan mediático como cuando ganó la Champions y se fue al Chelsea.

Juan Jiménez, periodista de AS

Mourinho llegó a Oporto tres días antes de su cumpleaños, un 23 de enero de 2002 y formó un bloque histórico en el fútbol portugués ganando Ligas, Copas además de dos triunfos históricos como la UEFA de 2003 y Champions de 2004. En esta primera, comenzó su leyenda europea.

El torneo comenzó tras asegurar el tercer puesto en apenas 15 partidos, con el Sporting de Portugal como campeón. El Oporto apeó por 6-2 al Polonia Varsovia en primera ronda con una goleada tremenda en casa. El Austria Viena cayó con un global de 0-3 ante los de Mourinho y cerró el año con una victoria más en dieciseisavos de final ante el Lens. Un 3-0 en casa le dio la ventaja suficiente antes de visitar Francia, donde cayó por 0-1.


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Jose Mourinho durante la final de la Copa de la UEFA

Uno de los mejores partidos de esta edición se dio ante el Denizlispor turco en una fiesta compartida y exprés. Capucho abrió la fiesta en el 48 y marcaron Derlei (53′), Ricardo Costa (65′), Jankauskas (70′), Deco (73′) y Alenichev (82′). Kratochvil recortó en el 78… La vuelta, con un 2-2, certificó su pase a cuartos de final.

Allí, encontró su eliminatoria más difícil ante el Panathinaikos. Los griegos rompieron su buena racha en casa y se impusieron con gol de Olisadebe. El Oporto sufrió en Grecia y se lo llevó en la prórroga. Las semifinales estaban allí. La Lazio, ahora gran rival de Mourinho en Roma, sería su último escollo.

El Celtic tuvo un camino más difícil ante el Celta, el Stuttgart, el Liverpool y la otra revelación de la Liga Portuguesa, el Boavista, que quedó por delante de los dragones la temporada anterior. Los escoceses evitaron la final portuguesa en La Cartuja liderados por un brillante Henrik Larsson, más tarde campeón de Europa con el Barça.

El gran partido de esta UEFA se dio en Oporto ante la ya mencionada Lazio. Los pupilos de Mou endosaron cuatro a un conjunto romano dirigido por Mancini que tenía grandes nombres como Stankovic, El Piojo López, Mihajlovic, Simeone, Fernando Couto y Enrico Chiesa. Uno de los favoritos al título caía con goles de Maniche, Derlei y Hélder Postiga. El 0-0 mató la eliminatoria en la vuelta. Mourinho celebró con los suyos en el Olímpico de Roma por primera vez antes de que fuera su casa. Estaba en su primera final europea.

El Oporto viajó a Sevilla y se coronó en una de las mejores finales de este torneo. La afición escocesa ‘invadió’ la capital hispalense, pero fueron los dragones los que se impusieron en La Cartuja. En su primera ocasión al frente, Mourinho, ataviado con un traje gris claro, camisa azul claro y corbata del mismo color, sacó un once bastante parecido al que le haría rey de Europa más de 300 días después con Vitor Baía, Paulo Ferreira, Jorge Costa, Ricardo Carvalho, Nuno Valente, Dmitri Alenchiev, Costinha, Maniche, Deco, Derlei y Capucho. El ahora representante y también estrella del Barça era el líder de aquel conjunto que le catapultó a la élite. Derlei, máximo goleador de aquella edición, también brillaba en punta. Carvalho y Baia, dos leyendas también con paso por LaLiga, echaban el cerrojo atrás. Un equipo completísimo que sufrió ante el Celtic en el partido más especial de aquella edición, que supieron resolver con éxito.

Juan Jiménez, periodista de AS ahora en Barcelona, cubrió esta final mientras trabajaba en la delegación de Sevilla. “Fue su gran bautismo, su primer gran paso”, recuerda en referencia a un joven Mourinho. “Mourinho ya era un personaje conocido en la época del Barça cuando estuvo con Robson. Se le seguían los pasos, pero no era tan mediático como cuando ganó la Champions y se fue al Chelsea. Entonces se veía como alguien que estaba construyendo un gran equipo y empezaba su carrera como primer entrenador como un éxito”, asegura.

Allí también estuvo Axel Torres. El columnista de AS y también comentarista en Movistar vivió un partido inolvidable. “Fue la primera final a la que asistí”, indica. Esta quedó inmortalizada en su libro ‘11 Ciudades: viajes de un periodista deportivo’ (Ed. Contra, 2013) en un fantástico capítulo y también la rememora en este reportaje. Una vez más, Jose Mourinho fue uno de los personajes de la final. Además de su éxito o su planteamiento para este encuentro, Torres cuenta con la viveza como si lo hubiera vivido ayer la impresión que se llevó del técnico portugués en la rueda de prensa previa al partido. “Me impresionó la mentalidad de Mourinho en la rueda de prensa. Se echó mérito a sí mismo por haber confiado en Derlei. Decía que él había sido el que había traído a Derlei del Uniao Leiria y quién esperaba que un jugador del Uniao Leiria rindiese en el Porto… Luego, hizo una referencia a que iban a jugar contra los transatlánticos en la Champions el año siguiente y que iba a ser mucho más difícil. Ahora visto con perspectiva es fácil decirlo, pero ya hablaba como sí fuera a ganarla y es lo que acabó pasando”, explica.


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Jose Mourinho durante una de las ruedas de prensa

Me impresionó la mentalidad de Mourinho en la rueda de prensa.

Axel Torres, periodista

La final fue memorable para ambos periodistas y para todos los aficionados. El Celtic contaba con la Historia de su parte y jugaba prácticamente en casa, pero el talento de los portugueses se impuso. Derlei abrió el marcador en el añadido previo al descanso. El delantero del que tanto presumió Mourinho y máximo goleador de la competición acertó a cazar un rechace en el área para abrir el marcador y echar a correr, en plena celebración, por la pista de atletismo del estadio sevillano.

Justo tras el descanso, Henrik Larsson, la otra estrella ofensiva de ese Celtic, se elevó de su marcador para hacer el gol del empate con un cabezazo notable. Baia no pudo más que seguir con la mirada el icónico balón de las estrellas de la Champions League. El Celtic, eso sí, no tardaría en tener que volver a reaccionar. Todo, fue culpa de Deco. El portugués recibió en tres cuartos de cancha y evitó una entrada rival. Este, con el balón pegado al pie como buen 10, se dirigió hacia la frontal del área del Celtic. Por la banda izquierda intuyó la llegada de Alenichev, al que le sirvió un pase de lujo con su diestra. El ruso no tuvo dificultad para definir ante Douglas. El partido tendría hasta dos giros más. De nuevo, los protagonistas serían Derlei y Larsson.


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Mourinho le otorga el premio de mejor jugador del partido a Derlei

La defensa del Oporto volvió a fallar en su marca y el sueco se elevó de nuevo al cielo de Sevilla para forzar la prórroga haciendo de cabeza el 2-2. Ya en el tiempo extra, Baldé acabó expulsado por una entrada en mitad del campo que, según Juan Jiménez, “no venía a cuento”. El periodista de AS quedó impresionado por la reacción de la grada del Celtic. “Me quedé impactado porque la gente en vez de tomarla con él, lo despidieron como un mártir”, afirma. La falta, como no, fue sobre Derlei. Este, terminó de definir la final aprovechando un error de Douglas, que salió a cazar un pase en profundidad y le devolvió una asistencia aún mejor. El delantero la pegó con fe. La suficiente para que Douglas no estuviera acertado blocando una vez más en apenas segundos y que el balón cruzara a través de varios defensores del Celtic. Mourinho, enfocado por las cámaras tras el gol, se mostraba serio, aunque convencido. El objetivo estaba más cerca. Tras el pitido final, llegó una media sonrisa mientras levantaban la Copa a apenas unos kilómetros del estadio del que será su rival este miércoles en Budapest. Dos invencibles, frente a frente, que guardan muchos bonitos recuerdos en la misma ciudad.


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Dianbobo Balde, que acabó expulsado, lucha por un balón con Deco

Mourinho no fue el único terremoto en Sevilla: “La afición del Celtic hizo torres con cajas de cerveza”

El Celtic cayó en esa final, pero, a su manera, hizo historia. Los escoceses regresaban a una final continental tras ser campeones de Europa en 1967 y jugar su última final en 1970, una que le arrebató el Feyenoord. 33 años después, los verdes regresaban al último partido de una gran competición y generó una verdadera locura entre ellos.

Más de 80.000 aficionados llegaron a la capital hispalense. Sevilla se convirtió en una segunda Glasgow con aficionados verdes y blancos (por una vez no del Betis) llegados principalmente desde las islas, pero también de Canadá, Australia o Estados Unidos. Estos se hicieron con las calles de la capital y destrozaron los prejuicios del ‘hooliganismo’ y el alarmismo ante estos grandes desplazamientos. Tal fue su comportamiento en general que fueron premiados como afición por la UEFA y la FIFA por su ‘fair play’. En la noche previa al encuentro, la afición se reunía por el centro de Sevilla. Ahí le tocó estar a Juan Jiménez y recuerda como, muy cerca de la Giralda, la afición escocesa decidió levantar sus propias torres. “La noche antes del partido, la calle Alemanes, una de las calles más famosas de Sevilla porque está al lado de la Catedral, era espectacular. El Ayuntamiento no permitía la venta de alcohol a partir de cierta hora y la afición del Celtic compró cajas de cerveza. Las cogieron y las amontonaron como si fueran torres contra uno de los muros de la catedral de Sevilla”, asegura.


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Varios aficionados del Celtic posan delante de la Giralda

La afición del Celtic, voluntaria o involuntariamente, también recorrió buena parte de Andalucía. Algunos, según nos cuenta Jiménez, se quedaron varias semanas recorriendo el sur de España. “Habían pasado una semana o dos semanas y si estabas en una calle en Córdoba, recuerdo, o por pueblos o al parar en gasolineras y veías a alguien con una camiseta del Celtic”, recuerda el periodista de AS. Otros, en cambio, fueron estafados por diversas agencias de viajes que ‘hicieron su inmoral agosto’ alojando en Almería, Huelva y en el mejor de los casos en Córdoba a seguidores que querían seguir la final de la Cartuja. “Mucha gente tuvo que pasar la noche en la calle, durmiendo incluso en cajeros”, recuerda Juan Jiménez.


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La afición escocesa ocupó la mayoría de la grada de La Cartuja

Axel Torres también vivió la final ‘in situ’ y se quedó impresionado por la afición escocesa. El periodista asistió a otro tipo de sobornos en un desplazamiento histórico en el fútbol europeo. “Estaba todo invadido por gente del Celtic. Más de tres cuartos del estadio eran del Celtic. Se hicieron con todas las localidades neutrales. Es más, hasta muchas localidades de prensa. Yo tenía un aficionado del Celtic a mi lado que le había comprado la entrada a un periodista. Había un fervor de que iba a ganar el Celtic por la gente, pero el Porto era el mejor equipo”, rememora para este periódico.

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