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“La curiosidad es el motor de la cultura”


Acto. a las 11:41

CET


El veterano actor y director teatral recibe este lunes el Premio Atlàntida que otorga el Gremi d’Editors de Catalunya

Josep María Pou (Mollet del Vallès, 1944) lleva más de medio siglo dedicado al teatro, su gran pasión, aunque también ha hecho mucho cine y televisión. El actor y director, responsable de la programación artística del Teatro Romea, recibirá este lunes, durante la gala de la Nit de l’Edició, el Premios Atlàntida del Gremi d’Editors de Catalunya en reconocimiento a su defensa y promoción de la cultura y la lectura. Pou, que se ha encerrado en los últimos años en el filósofo Sócrates y el capitán Ahab de ‘Moby Dick’, prepara ‘El pare’, de Florian Zeller, que se estrenará en enero.

Ha recogido muchos premios en su dilatada carrera. ¿Es esto diferente?

-Con seguridad. El Premi Atlàntida es uno de esos galardones que no esperas nunca, que me hace doblemente feliz. Solo uno espera recibir premios de su sector, aunque no sea el primero de este estilo que recibe. El año pasado me concedió la beca de la Associació d’Escriptors Professionals de Catalunya y también se saldó con una grata sorpresa.

-Usted tiene fama de gran devorador de libros.

– Tengo dos tipos de lectura. Uno es por obligación profesional: leo muchos textos de obras para ver qué programa o interpreto en el Romea. Pero siempre me ha gustado estar en el día de lo que es en el extranjero en el mundo. Casi todos los días recibo textos teatrales. El otro tipo de lecturas son placer, al margen del trabajo. Últimamente me faltan horas para leer todo lo que quiero porque hay gran cantidad de novedades. Es un placer infinito leer todos los suplementos literarios de cada semana pero me produce cierta angustia porque no puedo leer todo lo que me interesa.

-¿La última reseña que te interesó?

-Lo tomo en mis notas, en movimiento, así que le tomo una foto. Es del suplemento de EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, y es una historieta que va sobre libros y libreros: ‘La venganza de los bibliotecarios’ [de Tom Gauld].

-No le imaginaba leyendo cómics.

-Me neither. No suelo hacerlo, pero con este título y después de leer que son diatribas cómicas de un humorista inglés dedicado al mundo de los libros, me parece interesante. Tengo una lista de 500 libros que quiero comprar.

-¿No le saldría más a cuenta ir a la Biblioteca?

-No nunca. En casa tengo mi propia biblioteca. Necessitaría de un encargado para poner orden porque soy incapaz de localizar algo cuando lo busco. Tanto es así que cuando consulto algo urgente me es más fácil entrar en una librería y comprarlo que encontrarlo en casa.

-¿En serio?

-Como están las cosas. Antes de cumplir 78 años ya hay un tiempo que he devuelto mi título de trabajo sin retirarme de todo. No, a él le gusta hacerlo. Tengo 55 años sobre el escenario y me sigue el día que mi jubileo ya no llega a casa y se pasa las horas revisando mis libros.

-¿Hasta qué punto la familia es determinante en la cultura?

-Es clave para fomentar el habito de la lectura y de la cultura en general. Naciste en una familia de clase media de Mollet. Mi padre era jornalero, mi madre ama la casa y éramos cuatro hermanos. En la casa hay una biblioteca y esta a estrenar. Desde pequeño vio a mi padre leyendo y mantuvo libros en mis manos. La literatura juvenil de Folch i Torres, ‘Las aventuras de los cinco’, ‘Guillermo el travieso’. Leia mucho. Después llegué a Dickens y Twain, sempre orientado por mi padre, que mezcló esas lecturas con novelas del Oeste de Zane Gray y novelas de Agatha Christie.

-¿Recuerdas el primer tomo que compraste?

-No me extrañaría que fuera una edición de ‘Peter Pan’. Sigo varía. Es un libro que me enamoró. Poco reflexioné sobre Peter Pan. A partir de ahora me identifico más con el Capitán Hook, el Capitán Garfio.

-¿Prefieres libro físico o digital?

-Últimamente he estado usando ‘e-book’ sin carga. El Ipad puedo llevarlo todo. Y me va muy bien en las giras, que es cuando más tiempo tengo para leer, así que lo amplío mucho. Pero en cada ciudad hay librerías. ¡Soy una tentación!

-Libros, películas, arte, música. La cultura se expande mucho, pero ¿cuál es el motor de la cultura?

-La Curiosidad. Te lleva a pedir más conocimiento, a experimentar, a descubrir lo que ciertas delicias pueden producirte.

-Dedicado profesionalmente a las tablas con la compañía de Adolfo Marsillach, con la famosa ‘Marat-Sade’ de Peter Weiss. ¿Como fue eso?

-Ese estreno fue una de las paradojas más grandes del franquismo siendo una obra revolucionaria y no solo a nivel estético y teatral. Era improbable en un estado totalitario porque fue llamado a rebelarse contra el poder, pero fue fusilado en 1968, con dinero del Ministerio de Cultura. Eso fue un ‘boom’, un triunfo de la cultura. Recuerda que Adolfo Vino en la Escuela de Arte Dramático buscaba actores jóvenes para ciertos personajes que estaban al borde de la figuración pero que tenían una responsabilidad escénica. Me ofreció como voluntario. Tuve mucha suerte.

-También usted ha abierto puertas a las nuevas generaciones.

-Es una satisfacción dejar entrar a gente nueva en esta profesión. Reabrir el Teatre Goya en 2008 con ‘Els nois d’Història’ tras una profunda reestructuración de la sala era toda una declaración de principios: requería ocho Actores Jóvenes. Además, esa obra habló de la educación, dell’amor a la lectura e dell’amor a los libros. Quizás alguien se haya acordado de ella a la hora de otorgarme el Premi Atlàntida.

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