El Inter, un indigno rival en la final de la Champions
 
     
El Inter se quedó en blanco, metafórica y literalmente. Ambas cosas. Hace un mes perseguía el triplete y ayer, en Múnich, solo le quedaba la bala de una Champions en la que se ha mostrado como un rival indigno en la final ante un PSG que le metió un baño con agua, jabón y espuma.
lección de vida Lamentable el partido que hicieron los italianos como lamentable fue el planteamiento rácano, cobarde y destructivo de Simeone Inzaghi, técnico que hace pocas semanas parecía el inventor del fútbol. En Alemania recibió una lección de Luis Enrique que nunca olvidará. De hecho, ya planteó el mismo escenario en semifinales ante el Barça.
‘No Marciniak, no party’
El polaco fue quien condujo al Inter hasta Múnich a bordo de un arbitraje criminal que evitó que se viera la que habría sido la mejor de las finales posible. En las oficinas de ‘Qatar Airways’, patrocinador de Inter, PSG y la Champions, respiraron tranquilos tras la obra maquiavélica del colegiado del Meazza. Allí el Barça volvió a ponerlo todo, pero no le dejaron acabar el trabajo ante el PSG.
El Inter, ese finalista indigno, ha recibido once goles en tres partidos entre semifinales y final. Son números de un equipo menor al que se le suponía una consistencia defensiva que homenajeaba al histórico ‘catenaccio’.

Dumfries no se vio en esta ocasión beneficiado por el árbitro / LAP
Esta es la segunda final de la Champions que pierden los ‘nerazzurri’ en tres años. La anterior fue la temporada 2022-2023, cuando cayó a manos del Manchester City de Pep Guardiola por la mínima. Lo de ayer fue otra historia, fue la constatación de que ganar a cualquier precio no lo es todo, de que cuando uno es valiente, arriesga y propone, las victorias saben mucho mejor y, de hecho, ese es el camino más corto hacia la gloria.
Sommer, que atendió en zona mixta tras el final del partido a la prensa, lo resumió a su manera: “Nos ha faltado coraje ante un rival al que se lo hemos puesto demasiado fácil”. En realdad no faltó coraje, faltó fútbol, muchísimo fútbol. Y eso sí, fue muy fácil.
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